Hoy, 24 de marzo, hace justo un año que falleció mi hijo Miguel Carrasco Zarzuela como consecuencia de un cáncer. Tenía entonces 14 años, casi 15, como a él le gustaba decir. Hablar de cáncer, de cáncer infantil, es un tema complejo y difícil, donde a veces se mezclan conceptos e incluso enfermedades diferentes con muy diversas sintomatologías, diagnóstico y tratamiento. Por eso, por aclarar ideas y para llamar a cada cosa por su nombre, quiero presentaros al “monstruo” que se llevó a Miguel. Su nombre es OSTEOSARCOMA.
Una vez hechas las presentaciones, me gustaría decir que Miguel era, entre otras muchas cosas, jugador de fútbol. Pertenecía a la cantera del Rayo Vallecano de Madrid. Y con estas líneas quiero mostrar mi agradecimiento a este club por todo lo que le dio en vida y por todo lo que nos sigue dando todavía a su familia.
Quisiera en primer lugar mostrar mi más sincero reconocimiento a los Servicios Médicos del club, en especial al Dr. Jose Gonzalez Pérez, a la clínica DEYRE que él dirige, que fueron los primeros en diagnosticar la enfermedad y que tanto me asesoraron en los días siguientes. Al Dr. Carlos Beceiro, médico del primer equipo, posiblemente “la mejor persona del mundo”, quien se preocupó no solo de Miguel, sino de toda la familia, desde el primer minuto del partido hasta el minuto final y aún hoy sigue haciéndolo. Y como no, quiero hacer extensivo este reconocimiento a todas las instancias del club, a su presidente D. Raúl Presa, a la directiva, a todo el cuerpo técnico (Gracias Michel y Ángel), personal administrativo, a todos los jugadores, tanto del primer equipo como canteranos, a la Fundación Rayo Vallecano, a Unión Rayo, y como no a todos los socios, simpatizantes y aficionados de este club. A todos GRACIAS.
También quisiera agradecer el exquisito trato y la gentileza que el Fútbol Club Barcelona tuvo siempre con nosotros, muy especialmente su presidente D. Josep Maria Bartomeu y Leonel Messi, con el que compartimos momentos muy especiales, cada vez que acudimos a su estadio en los días que pasamos en esa ciudad durante el tratamiento de la enfermedad en el Hospital Sant Joan de Déu.
Ya, por último, agradecer a todo el mundo del fútbol y del deporte en general, la solidaridad que han tenido con nosotros. Y es que el fútbol también es eso: solidaridad, compañerismo, amistad, respeto, humildad, esfuerzo, constancia, superación, perseverancia, ilusión, disciplina, confianza...y un largo etcétera, valores que hacen de este deporte algo tan especial.
FÚTBOL, un deporte muchas veces denigrado, capaz de sorprendernos muchas veces con lo peor, pero también con lo mejor. Y espero que esto sirva para dejar constancia de ello.
Firmado: su padre.
Miguel Ángel Carrasco Fernández